Escribir y hablar bien es una parte esencial de cualquier acto comunicativo, que permite a las personas transmitir de forma correcta
conocimientos, experiencias o ideas y les posibilita el adecuado entendimiento
de la realidad que les rodea.
La ortografía se define como el conjunto de reglas
establecidas y consolidadas que regulan el sistema de escritura de una
lengua. Para poder favorecer un aprendizaje global e integrador que se verá
reflejado en el rendimiento académico del niño es importante potenciar desde
los primeros niveles de enseñanza un uso apropiado de la dimensión productiva
del lenguaje en diferentes situaciones cercanas a los alumnos en las que sea
necesario utilizar diferentes estrategias lingüísticas.
Hay cuatro
aspectos básicos a tener en cuenta en relación con el proceso de enseñanza y
aprendizaje de la ortografía:
1. En la edad escolar es difícil
alcanzar el dominio de las nociones lingüísticas e históricas que rigen la
normativa ortográfica, ya que muchas de nuestras reglas provienen de la
evolución del castellano, principalmente del latín, pero también de otras
lenguas de las que hemos recibido préstamos lingüísticos. El hecho de que la “H”
inicial derive, en la mayoría de los casos, de una “F” latina que se convierte
en /f/ aspirada en el medievo, puede servir de pista a un conocedor de la
historia del español, pero no a un estudiante de educación obligatoria.
2. La imposibilidad de
regularizar la variedad ortográfica evitando excepciones hace que éstas deban
memorizarse y solo se integrarán con su uso continuado.
3. El aprendizaje memorístico de
las normas no implica el correcto uso en la escritura. Aceptar y memorizar la
norma no es difícil, pero llegar a la aplicación es muy complicado. Requiere
tiempo y, sobre todo, el uso funcional y significativo del aprendizaje aplicado
a la lectura analítica y a la escritura reflexiva.
4. La
perfección ortográfica normativa suele adquirirse tarde, asimilada por la
lectura y la observación, al margen de los manuales o tratados. Hemos de tener
en cuenta que todos los estudios indican que nuestro dominio ortográfico se
fundamenta en el recuerdo visual. Por eso, cuando no estamos seguros de cómo se
escribe una palabra, probamos con diferentes posibilidades y, si previamente
hemos interiorizado la correcta, nuestro cerebro se decidirá por ella.
La semántica se refiere, en exclusiva, al
estudio del significado y la interpretación de los signos lingüísticos. Atiende
no solo al significado de las palabras (conocido como vocabulario), sino también al significado de frases hechas,
expresiones habituales, figuras expresivas relativas al significado (metáforas,
metonimias, etc.) y construcciones diversas en un contexto determinado.
A lo largo
de la etapa los niños profundizarán no solo en el aprendizaje de nuevas
palabras sino también en el conocimiento de categorías y campos semánticos,
sinónimos y antónimos, familias léxicas, construcción de palabras por
composición y derivación, abreviaturas, siglas, etc.
ORTOGRAFÍA
Las actividades
que he escogido, que a continuación pongo, me resultan las más divertidas y
llamativas para los alumnos de primero y segundo de primaria. Estoy totalmente
a favor de trabajar con ellos de manera divertida y relajada, así ellos darán
más, aprenderán porque querrán continuar sin que la clase les parezca aburrida.
También he escogido una de ellas en pareja y la otra colectiva porque es muy
importante enseñarles desde pequeños como son las normas para convivir
trabajando con más personas, y con las actividades en grupo, además de
compenetrarse entre ellos, aprenden los unos de los otros.
Esta etapa
corresponde al período preoperacional (2-7 años): El niño
descubre que algunas cosas pueden tomar el lugar de otras. El pensamiento
infantil ya no está sujeto a acciones externas sino que se interioriza. Las
formas de representación internas que emergen simultáneamente al principio de
este período son: la imitación, el juego simbólico, la imagen mental y un
rápido desarrollo del lenguaje hablado.
Entre las limitaciones propias de este período se encuentran:
·
incapacidad de intervenir mentalmente una acción física para regresar un
objeto a su estado original (reversibilidad),
·
incapacidad de retener mentalmente cambios en dos dimensiones al mismo
tiempo (centración),
·
incapacidad para tomar en cuenta otros puntos de vista (egocentrismo).
A la hora de
plantear cualquier actividad a nuestros alumnos, siempre tendremos en consideración
el siguiente proceso de trabajo:
1. Preparación:
-
Plantear
objetivos específicos:
·
Comprender y
producir mensajes orales y escritos en castellano atendiendo a diferentes
intenciones y contextos comunicativos.
·
Comunicarse
a través de medios de expresión verbal, corporal, visual, plástica, musical y
matemática, desarrollando el razonamiento lógico, verbal y matemático.
-
Preparar
el material: En estos dos casos, según las actividades elegidas, lo único que
hace falta es escribir para la primera actividad en trozos de hojas las
palabras o frases que vayamos a utilizar.
-
Pensar
cuál es la mejor forma de llevarla a cabo en nuestro grupo: Me parece
fundamental a la hora de proponer actividades como estas que los alumnos se
involucren al máximo, por ello las actividades irán enfocadas a temas que a
ellos como grupo-clase les llame la atención.
2. Puesta en práctica
-
Partir siempre de la evaluación inicial ¿qué conocen los
niños del tema, de algunos aspectos concretos….? (Preguntar a los niños sobre
ello y ajustar las respuestas a la realidad).
-
A partir de la
motivación, explicar la actividad de forma clara.
-
Poner al menos un ejemplo, vosotros mismos o utilizando a
niños a los que vais guiando.
-
Dejar que los niños
ejecuten la tarea. Si es oral, procuraremos hablar lo menos posible y
escucharlos a ellos. Si es escrita, pasaremos por los grupos o por las mesas
individuales para fijarnos si están teniendo dificultades y resolver dudas.
3. Evaluación
-
Si es una actividad objetiva con una sola respuesta posible,
se corregirá y se pedirá a los niños que expliquen cómo la han realizado. Las
estrategias que han seguido los que la hayan hecho bien, servirán para enseñar
a los que la han hecho mal. De esta forma los niños no sólo aprenden los
resultados correctos, sino también las formas de obtenerlos.
Si es una actividad abierta que admite múltiples respuestas, se
escucharán algunas y se irán ajustando y mejorando si es que se requiere.
También se preguntará a los niños cómo la han hecho, para trabajar las
estrategias del mismo modo que en el caso anterior.
-
Como maestros, evaluaremos los objetivos que nos habíamos
planteado. Si se han cumplido, si no y por qué.
-
Preguntaremos a los niños si les ha resultado fácil o
difícil la actividad y por qué. Si les ha gustado realizarla y por qué. De este
modo evaluaremos sus motivaciones y sus
capacidades de cara al planteamiento de futuras actividades.
-
Peguntaremos también a los niños qué creen que han aprendido
haciendo esa actividad. Para qué creen ellos que sirve. La mejor motivación es
siempre la utilidad (aunque nosotros pensemos que es el divertimento). Nunca
hacemos con gusto algo que pensamos que no sirve para nada. Escuchamos lo que
dicen y las aplicaciones que ellos hacen y lo completamos nosotros,
explicándoles los objetivos iniciales.
A
todo esto hay que añadir, la aplicación al momento evolutivo-cognitivo y a los
interesas de los niños en las diferentes edades, que el maestro ha de conocer y
utilizar. Hay muchas actividades que pueden llevarse a cabo en todos los cursos
de Primaria realizando variaciones o utilizando centros diferentes de interés.
Dictado de pared
Bastante
conocido. Se trabaja normalmente por parejas. Se pegan las palabras o las
frases del dictado por las paredes de la clase. Uno de los dos (el emisario) va
a la pared, memoriza el texto y vuelve a la mesa para dictárselo a su compañero
(el escriba). Luego cambian los papeles. Por último, van juntos por las paredes
corrigiendo el dictado mirando los textos. Es ideal para trabajar memoria,
pronunciación y colaboración.
Dictado colectivo
A partir de un tema dado por el
profesor y unas “preguntas guía”, se va elaborando un texto que luego se pone
en común.
Pongamos,
por ejemplo, que partimos de una imagen con un personaje. El profesor irá dando
preguntas del tipo: “¿cómo se llama?”, “¿dónde vive?”, “¿qué come?”, “¿practica
algún deporte?”, “¿tiene alguna manía?”… Los niños van escribiendo sus
respuestas, insistiéndoles en hacer una buena redacción. Por ejemplo, a la
pregunta de “¿dónde vive?”, sería incompleto contestar “mar” y sería más
adecuado contestar “vive en el mar”. Cuando cada uno haya escrito sus
respuestas, viene el momento de mezclarlas todas, cogiendo una de cada niño. El
profesor irá anotando en la pizarra una respuesta a cada pregunta, cada una de
un niño diferente. Quedará una descripción del personaje bastante disparatada,
que los niños podrán copiar para su dosier de textos escritos.
Semántica
Las actividades
que he escogido, que a continuación pongo, me resultan las más divertidas y
llamativas para los alumnos de tercero y cuarto de primaria. Estoy totalmente a
favor de trabajar con ellos de manera divertida y relajada, así ellos darán
más, aprenderán porque querrán continuar sin que la clase les parezca aburrida.
También he escogido una de ellas en pareja porque es muy importante enseñarles
desde pequeños como son las normas para convivir trabajando con más personas, y
con las actividades en grupo, además de compenetrarse entre ellos, aprenden los
unos de los otros; y la otra de manera individual, para que, entre otras cosas,
pongan en práctica aquellas palabras aprendidas.
Esta etapa
corresponde al período de operaciones concretas: En esta
etapa el niño se hace más capaz de mostrar el pensamiento lógico ante los
objetos físicos. Una facultad recién adquirida de reversibilidad le permite
intervenir mentalmente una acción que antes sólo había llevado a cabo
físicamente. El niño también es capaz de retener mentalmente dos o más
variables cuando estudia los objetos y reconcilia datos aparentemente
contradictorios. Se vuelve más sociocéntrico; cada vez más consciente de la
opinión de otros. Estas nuevas capacidades mentales se demuestran por un rápido
incremento en su habilidad para conservar ciertas propiedades de los objetos
(número, cantidad) a través delos cambios de otras propiedades y para realizar
una clasificación y ordenamiento de los objetos. Las operaciones matemáticas
también surgen en este período. El niño se convierte en un ser cada vez más
capaz de pensar en objetos físicamente ausentes que se apoyan en imágenes vivas
de experiencias pasadas. Sin embargo, el pensamiento infantil está limitado a
cosas concretas en lugar de ideas.
A la hora de
plantear cualquier actividad a nuestros alumnos, siempre tendremos en consideración
el siguiente proceso de trabajo:
1. Preparación: Plantear objetivos
específicos:
·
Comprender y
producir mensajes orales y escritos en castellano atendiendo a diferentes
intenciones y contextos comunicativos.
·
Comunicarse
a través de medios de expresión verbal, corporal, visual, plástica, musical y
matemática, desarrollando el razonamiento lógico, verbal y matemático.
-
Preparar
el material: En estos dos casos, según las actividades elegidas, lo único que
hace falta es tener hojas para cada alumno.
-
Pensar
cuál es la mejor forma de llevarla a cabo en nuestro grupo: Me parece
fundamental a la hora de proponer actividades como estas que los alumnos se
involucren al máximo, por ello las actividades irán enfocadas a temas que a
ellos como grupo-clase les llame la atención.
2. Puesta en práctica:
-
Partir siempre de la evaluación inicial ¿qué conocen los
niños del tema, de algunos aspectos concretos….? (Preguntar a los niños sobre
ello y ajustar las respuestas a la realidad).
-
A partir de la
motivación, explicar la actividad de forma clara.
-
Poner al menos un ejemplo, vosotros mismos o utilizando a
niños a los que vais guiando.
-
Dejar que los niños
ejecuten la tarea. Si es oral, procuraremos hablar lo menos posible y
escucharlos a ellos. Si es escrita, pasaremos por los grupos o por las mesas
individuales para fijarnos si están teniendo dificultades y resolver dudas.
3. Evaluación
-
Si es una actividad objetiva con una sola respuesta posible,
se corregirá y se pedirá a los niños que expliquen cómo la han realizado. Las
estrategias que han seguido los que la hayan hecho bien, servirán para enseñar
a los que la han hecho mal. De esta forma los niños no sólo aprenden los
resultados correctos, sino también las formas de obtenerlos.
Si es una actividad abierta que admite múltiples respuestas, se
escucharán algunas y se irán ajustando y mejorando si es que se requiere.
También se preguntará a los niños cómo la han hecho, para trabajar las
estrategias del mismo modo que en el caso anterior.
-
Como maestros, evaluaremos los objetivos que nos habíamos
planteado. Si se han cumplido, si no y por qué.
-
Preguntaremos a los niños si les ha resultado fácil o
difícil la actividad y por qué. Si les ha gustado realizarla y por qué. De este
modo evaluaremos sus motivaciones y sus
capacidades de cara al planteamiento de futuras actividades.
-
Peguntaremos también a los niños qué creen que han aprendido
haciendo esa actividad. Para qué creen ellos que sirve. La mejor motivación es
siempre la utilidad (aunque nosotros pensemos que es el divertimento). Nunca
hacemos con gusto algo que pensamos que no sirve para nada. Escuchamos lo que
dicen y las aplicaciones que ellos hacen y lo completamos nosotros,
explicándoles los objetivos iniciales.
A
todo esto hay que añadir, la aplicación al momento evolutivo-cognitivo y a los
interesas de los niños en las diferentes edades, que el maestro ha de conocer y
utilizar. Hay muchas actividades que pueden llevarse a cabo en todos los cursos
de Primaria realizando variaciones o utilizando centros diferentes de interés.
Respuesta rápida
Se
establecen varias categorías (plantas, nombre de frutas, de ciudades,…) y se
pide a los participantes que rellenen la casilla de cada categoría con una
palabra que empiece por determinada letra del abecedario. El primero que acabe
todas las casillas dirá la palabra “STOP”, con ellos ningún participante podrá
seguir escribiendo, dejando, de esta manera, el bolígrafo en la mesa.
Palabras encadenadas
A partir de
la sílaba final de un vocablo, formar una nueva palabra que empiece por esa
misma sílaba. Esta actividad se realiza sentados en el suelo formando un
círculo; puede ser toda la clase junta, o por grupos entre 5 y 8 personas.
Este tipo de
juegos también pueden encontrarse en formatos digitales, lo que aumenta más aún
la motivación de los estudiantes. No obstante, debemos insistir en la necesidad
de que las palabras aprendidas sean utilizadas, posteriormente en contextos
comunicativos orales y escritos.
Evaluación
Tanto a un
curso como al otro, le preguntaré si las actividades les han parecido
divertidas, mantendremos una evaluación entre nosotros hablando, siempre
respetando el turno de palabra.
En las
actividades de ortografía que son para niños entre 6 y 7 años, les corregiré
las actividades, además de ser más complicadas para ellos y, dentro de lo que
cabe, difíciles.
En cuanto a
las actividades de semántica, la primera actividad la corregiremos en el
momento, ya que pondremos un ganador y para ello debe estar todo correcto. Y en
cuanto a la segunda, en el momento se puede corregir.
Todas estas
actividades me demostrarán lo que han aprendido, por donde “flojean” más cada
uno, y a partir de ahí trabajar más con cada uno viendo sus fallos.